Acaba de aparecer La revolución constructiva del aprismo. Teoría y práctica de la modernidad (sic), publicado por el presidente Alan García. El propósito del libro podría resumirse en este párrafo: "La historia demuestra que el aprismo ha sido siempre señalado como derechista por el extremismo comunista. Los apristas no deben caer en el complejo de quienes esperan la aprobación comunista para sentir que de verdad son apristas, que no son derechistas, ni caer tampoco en errores como los que se explican en el capítulo III al hacerse la sincera autocrítica del primer gobierno aprista, cuando se asumió, como si fuera del APRA, el modelo estatal velasquista" (p. 18). En otras palabras, García parece querer justificar la 'derechización' de su gobierno apelando a la autoridad de Haya, enfrentando a quienes reclaman "consecuencia" con la doctrina aprista; todo esto en un tono un tanto macartista, innecesario y extemporáneo.
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García se esfuerza en demostrar que en los escritos de Haya se registra una evolución "dialéctica" desde lo que podríamos llamar el nacionalismo revolucionario, marxista y antiimperialista de los orígenes en la década de los años 20, hacia lo que podríamos llamar una posición socialdemócrata en la de los años 70.
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Me parece un ejercicio plausible; más interesante, sin embargo, creo que hubiera sido contrastar la evolución del pensamiento de Haya con sus opciones tácticas del momento. Porque, si bien desde la década de los 40 puede encontrarse en los escritos de Haya la tesis del "interamericanismo democrático sin imperio", así como la de "crear la riqueza para el que no la tiene", uno ve al APRA entorpeciendo al gobierno reformista de Bustamante y Rivero (1945-48) desde posiciones radicales. Más adelante, cabe reflexionar sobre el error, reconocido por el propio Haya en algunas entrevistas, de sobrestimar el poder de la oligarquía y buscar un entendimiento con ella precisamente cuando el mundo viraba hacia la izquierda y se incubaba la revolución velasquista. Probablemente Haya debió buscar un entendimiento político no con el odriismo, sino con el reformismo belaundista entre 1962 y 1968, y otra habría sido la historia.
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A favor de Haya habría que decir que manejar las tensiones entre las alas izquierda y derecha, inevitables en un partido populista, es extremadamente difícil. Perón en Argentina, por ejemplo, cultivó hasta su vuelta al poder, en 1973, la coexistencia de un ala nacionalista conservadora y de una marxista antiimperialista insurreccional, que después se expresarían en la Alianza Anticomunista Argentina y en los montoneros. Haya, por el contrario, optó por deshacerse del "APRA rebelde", que dará lugar después al desarrollo de la izquierda en la década de los 70. (Continuará).
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Autor: Martín Tanaka
Fuente: Perú21
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