LA NUEVA MODA JUVENIL QUE SE PROPAGA POR SANTIAGO: La tribu de las orejas calientes

En su mayoría se ponen orejas de gato, animal casi sagrado en Japón, pero también es posible hallar de conejos, ratones o animales inexistentes. Se escabullen por la ciudad y en sus rincones se congregan en torno a la animación japonesa. Esta es su pasión. Vea por qué.

El amor hacia los animales en Japón, especialmente los gatos, se exportó a Chile a través de la animación de dibujos animados. Hoy los seguidores del mundo japonés imitan a sus ídolos.

Verónica o Ruki -su nick- anda con una cadena en cuyo extremo está su amigo con collar y cascabel al cuello. Él no habla, maúlla como neko -gato en japonés-. Ella dice que lo adoptó como mascota hace unos cuantos meses. “¡Miau!” exclama el Neko, el gato, el amigo de Verónica, en la esquina de calle Moneda con Paseo Ahumada, que es donde se reúnen con el resto de los otaku, o visual key, fanáticos de la animación y la música japonesa, respectivamente.

Ruki dice pertenecer a la corriente Visual Key(VK), a la que entró gracias a las series animadas venidas desde el país asiático. Es fanática de grupos musicales japoneses donde los integrantes de las bandas tratan de asemejarse lo más posible a una mujer. La joven viste ropa negra, los ojos delineados de negro y unos cinturones con calaveras. Además anda con láminas de sus grupos favoritos: Gazette es uno de ellos. “Me encanta el vocalista, lo amo”, dice mientras muestra una de las láminas en donde aparece una estilizada figura, que parece una verdadera caricatura japonesa mujer.

-¿Y es hombre?

-Sí poh, si es hombre. Es que sin ser gays ellos admiran la estética femenina. Yo soy, dentro del visual kei, eroguro, una mezcla entre lo erótico y grotesco. Usamos lentes de color blanco, pelo teñido y nos vestimos de negro. Aunque no siempre ando de negro.

Su amiga es una gotic lolita, de una apariencia tan oscura como tierna. Habla despacito detrás de su chasquilla infantil. Y aunque en estos momentos ninguna lleva orejas, varios de sus amigos sí lo hacen. Especialmente en los eventos, en reuniones, en juntas de otakus o VK, tendencias que a estas alturas se han confundido dentro de la amplia fauna de tribus urbanas.

Nadie sabe explicar si usar orejas de animales es visual, es otaku, o algo. Pero se desprende que todo parte de un mismo punto: la animación japonesa, que es la puerta de entrada hacia los visual key, cuyo interés es la música más que las series animadas. Otakus, en tanto, son fanáticos de la animé, a pesar de que la palabra en japonés sólo significa “fanático” y se use peyorativamente para determinar al perno, pero en mala onda. O sea al loser, al peor de los peores. Acá en Chile, en cambio, la palabra por sí sola sirve para halagar a alguien: si uno considera que alguien es otaku, es porque es un especie de genio en materia de animé.
Por eso “uno nunca dice de sí mismo que es otaku, eso no es bien visto, es ser soberbio”, señala cuanto admirador de la animé japonesa uno se encuentra en los típicos lugares de reunión: juegos Diana, Eurocentro, Parque Forestal, Nueva York con calle Moneda.

“Para nosotros un computador es esencial, nos comunicamos a través de foros, donde nos enteramos de los eventos que vienen. Y nos reunimos en ciertos lugares de Santiago, y sí, hay que tener recursos, no basta con ver monitos por la tele. Eso es básico, la idea es saber siempre más y para eso hay que tener plata para comprar series, música o lo que sea”, dice una chica, que esta vez anda sin sus orejas de conejo y que ya no ve el programa “Invasión” de Chilevisión, en el que el tema central es la animación y la música japonesa, y que hace rato dejó de escuchar un programa transmitido por la emisora FM Hit especializado en el tema.
Entre el Glam y el teatro Kabuki

De día conviven pacíficamente con el “brit pop”, en el pasaje Nueva York y a una cuadra de punkies, con quienes se toleran, pero no se llevan realmente bien. Pero si se trata de una fauna opuesta totalmente hay que mencionar a los hemo. Todos contra ellos parece ser el lema. Nadie los quiere. “Son mamones, medio maricones, muy poseros. Con esas ropitas rosadas, celestes, me cargan”, dicen niñas que gastan 6 mil pesos en comprarse orejas y cola de gato, gorros de conejos, chancho, ratón, etc... con las que se pasean en los variados eventos otakus o visual que se realizan.

Hay varias teorías que indican de dónde proviene esta moda. Una de ellas señala que el VK es una reinvención y resurrección de géneros tradicionales japoneses, como el teatro Kabuki, del siglo XVI, donde los hombres tenían que hacer el rol de mujeres en sus obras. Otra señala que no es más que la evolución del Glam rock de los 70, ya que en los principios, el VK se parecía mucho a este estilo. Sería la evolución natural de artistas como David Bowie, precursores del género y estética asexuada en el escenario que influyeron en el desarrollo artístico de Japón. Y hay otra tesis más que indica que el VK tiene orígenes barrocos, debido a su vestimenta y a su apego inherente a la tristeza y melancolía.

Acá en Chile nadie lo tiene claro. Los que comercian tanto animé como música japonesa en el Eurocentro -algo así como el templo sagrado de gatos, perros y conejos- señalan que acá simplemente “se chacreó todo”. Leslie, de 25 años es fanática del animé, pero no usa orejas, ni se viste de negro, visualmente no hay algo que la sindique como otaku. “Acá nadie es nada y todos son todo. Puedes encontrar visual otakus, otakus a secas, simples admiradores de la estética, o seguidores de series, o visual eroguros u oshares que les gustan los monitos japoneses. Pero no tienen nada claro”, dice.

Acá las orejas de animales -en su mayoría gatos, perros, conejos y cerditos- valen entre 3500 pesos y seis lucas. “Las compran para verse más tiernos”, dice una vendedora, que además confiesa usarlas. “Yo las uso por eso, no veo otro motivo”.

Carla, o Yukiko -chica conejo en japonés- no usa orejas de nada, pero confiesa que en algún momento pensó en adquirirlas. “Pero todos empezaron a usarlas y me cargó”, dice esta joven que en cambio, se disfrazaba de conejo rosado, tal como el que aparece en la serie Gravitation. Tiene 21 años y hace fila para bailar para-para , una máquina ubicada en un subterráneo que el día viernes en la tarde se llena de orejas gatunas, conejudas y ratonescas y que consiste en bailar música japonesa sobre una plataforma con sensores para los brazos y piernas. Ése día las orejas lo invaden todo en el local. Ella explica que esto de usar orejas viene de varias series japonesas, donde los protagonistas son animales, se transforman en ellos, o simplemente tienen orejas. Una de ellas es Loveless, donde el protagonista, Ritsuka, tiene orejas de gato.

También explica que “ hay quienes que se venden como mascotas, tienen amo y todo. Aunque eso se da especialmente entre las parejas de gays que además son otakus. Aunque cualquiera las puede usar”, dice.

En el “Euro” Yanina viene directo a comprar su par de orejas de gato. “¡me encantan!”, dice, y gentilmente posa para sacarse una foto con ellas. Le gusta el animé, pero no se confiesa otaku, aunque según lo que han dicho los otros, posiblemente sea de las que más saben, porque precisamente no se reconoce como tal. Desde los 16 años sigue los monitos japoneses. Y explica que las orejas tienen que ver con la sexualidad “lo que pasa es cuando empiezan a crecer, según una de las series, las orejas se caen. Tiene que ver con el desarrollo”. Teorías hay para regalar, pero todos coinciden en algo: no es fácil encontrar otakus chilenos con orejas en público. “Yo las uso en eventos, para no hacer el ridículo en la calle. Me las coloco sólo cuando me junto en reuniones con otros como yo”, dice Yanina.
Autor: Dalia Rojas
Fuente: La Nación
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1 comentario:

rukia01sihu dijo...

Esta muy bien tu articulo, pero me parece que tu investigacion debe sustentarse más en que son los otakus realmente, no solo coloquialmente sino en un ambito mas conceptual, las entrevistas me parecen muy buenas por que es importante que se den varios puntos de observacion acerca de los otakus. Ademas de que los visual-kei no tienen ninguna relacion con los otakus, simplemente son otras formas de expresion es casi como el equivalente de los punks o rockers.
Las orejas a mi parecer son mas simbolos que representaciones banales, la carga contextual que tienen estos simbolos en japon, van mas alla de lo que podemos saber, si no contamos con un poco de conocimiento sobre la cultura japonesa no podremos contextualizar el uso de las orejas.